lunes, 2 de febrero de 2009

Sacrificando la comida y la siesta


Este tiempo que nos está haciendo últimamente, que como dicen los de edad avanzada "es un invierno de los de antes", nos está haciendo torearlo como podemos, la programación en una mano y la vista en el cielo. Ayer ya nos impidió entrenar por la mañana bajo un aguacero, que tampoco precisaba mojarse.

Y hoy para intentar compensar la deficiencia del kilometraje, entrene a las dos del mediodía, para poder hacer un entrenamiento mas largo de lo que es habitual los lunes. Ya os digo que no sabía como capear el tiempo y aproveche, que pese a las nubes amenazantes en el horizonte, me puse en marcha por el camino que nos lleva a Criptana; cincuenta minutos mas tarde volví sobre mis pasos para terminar en mi casa.

Lo positivo de esta hora de entrenamiento es poder entrenar con luz, lo negativo, la comida se hace como un disparo, y la siesta desaparece del intinerario, que para un hombre como yo profesional de las siestas de pijama y original, en invierno y verano, es un gran sacrificio.


1 comentario:

Jordan dijo...

Como te comprendo con lo de la siesta amigo mio,es realmente duro perdersela.

Por cierto,no te has dado cuenta,se te han caido los cristales de las gafas......

Animo,que ya no queda naaa´´