jueves, 27 de agosto de 2009

Tovoganes hasta el cielo

María Jesús, Miguel Tomas, Ángelo, Conrado

Con un tiempo apetecible y tiempo para poder desplazarnos, buscamos lugares que se salgan de lo común y de nuestra rutina de entrenamiento. El lugar elegido esta vez, aprovechando para hacer una visita a nuestro compañero Conrado, fue en las Lagunas de Ruidera.

Cuando el reloj sobrepasaba ya las nueve y media, el sol había hecho ya hace tiempo su aparición y querían comenzar a calentar mas de la cuenta los rayos, nuestro guia nos llevaba por un circuito desconocido para nosotros y muy habitual para él.

La distancia era impredecible, la idea era hacer diez o doce mil metros, pero Conrado nos dijo que seguiríamos un camino de algo mas, con una cuesta. Ingenuos de nosotros que nos pusimos a seguirle.

El recorrido lo podemos dividir en varias partes. La primera y la mas suave, siguiendo las lagunas, salida del Restaurante Montesol, hacia los Batanes y dejándolos detrás nuestros, la dificultad era que circulábamos por la carretera.

Otra parte de habilidad, por la que tuvimos que cruzar las lagunas sin caernos al agua. Una vez superada la prueba, nos esperaba un camino tranquilo con algo de sombra.

Pero las dificultades estaban a punta de aparecer a la vuelta de la curva, primer desnivel, falso llano y segundo desnivel, llegamos a la "Meseta de los Almendros", primera parada para beber agua, ya llevábamos unos 39 minutos.

En mi mente merondeaba la idea de que estábamos en el punto mas alto, cual decepción cuando seguimos con la ruta por caminos bien arreglados, empieza los tovoganes, siempre picando el terreno en busca de las nuves, cuando parecía que ya no podíamos subir mas, una pequeña bajada prolongada y de nuevo a subir.

A la hora pude mojarme otra vez los labios, ya resecos por la calor, y el polvo del camino, estaba en medio el monte. Pregunto cuanto queda y con una sonrisa me dice Conrado que unos kilómetros. Reanudamos la marcha y nueva mente cierro el pequeño grupo que formábamos Conrado, Miguel Tomas, María Jesús (en bicicleta) y yo.

Al cuarto de hora, una nueva consulta, respuesta 800 metros, que se convirtieron en otro para de miles. Una vez en el reten, solo nos queda la parte mas fácil, los últimos miles cuesta abajo.
Con las fuerzas justas para estirar y darme un pequeño remojo llegue al Montesol, con el comentario de Conrado ¿no creía que estuvierais tan bajos de forma?

Momento en el que cruzamos las lagunas de parte en parte

Final del entrenamiento y un refrescante baño

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