domingo, 6 de abril de 2008

EL DIA Y LA HORA 06/04/2008


PARÍS, por fin llegó París. Todavía recuerdo en el viaje de vuelta de Roma cuando empecé a decir “el año que viene a París”, y aquí estamos, dispuestos a correr desde los Campos Elíseos hacia delante.

Os contaré como cómo viví yo los 42 km y 195 m, pues cada uno de nosotros tendrá su propia historia de la maratón.

Eran las 6:15 de la mañana y suena el reloj. Empieza el día que tanto tiempo he estado esperando. Me siento en la cama y me visto para bajar a desayunar. Ya están en el comedor Pedro Luis y Conrado. Tomamos leche, cereales y zumo. Pronto bajan el resto, Josevi, Álvaro, Carrizo, José Ángel, Noelia y Mª Jesús, que bajó conmigo.

Tras el desayuno llega el momento de la vaselina, cremas, estiramientos y otras protecciones para que durante la carrera evitemos en lo posible toda molestia. El ambiente es relajado y pronto les animo a salir a la calle todos juntos para hacernos las fotos y salir trotando hacia la Salida.

Cuando llegamos al Arco del Triunfo buscamos nuestra puerta que está muy delante y por fin, pasamos y buscamos un buen sitio. Queda media hora y se suceden las bromas en el grupo. Observo la cara de felicidad de Álvaro por vivir ese momento. Todos sonreímos, menos José Ángel, le pregunto que le ocurre y me dice que está muy nervioso.


El reloj corre y pronto llega la hora, se da la salida y Conrado, José Ángel y Álvaro se distancian de nosotros. Quedamos Carrizo, Josevi, Pedro Luis y yo. El ritmo es de 5 min/km en ese momento giro la cabeza y veo el “río” de personas detrás de nosotros que salen desde el Arco. Es impresionante, unos 30.000 corredores están disfrutando de la maratón de París. Hasta el km 3 Josevi va con nosotros y Pedro Luis le insiste en que se deje ir que ese no es su ritmo y hace caso, se despide; y allá vamos los tres. Marco el ritmo hacia el km 6, empiezo a ponerme a 4:50 y Pedro prefiere quedarse a 5. Carrizo y yo seguimos juntos ahora a 4:45 y sin darnos cuenta hemos llegado al km 10. Vamos muy cómodos y así lo prefiero, el objetivo es aguantar así toda la carrera.

Carrizo me dice que no me preocupe nada más que de correr, él me trae el agua y todo lo que necesite. Lo miro y pienso que tío tan grande. Con muchas más condiciones que yo, se sacrificará por ayudarme. Es un chico estupendo, ese detalle lo agradeceré siempre, admiro su compañerismo.

Van cayendo los kilómetros y comentamos la cantidad de bandas de música que hay, pienso que una cada 3 km, más o menos. Vamos muy bien y estamos disfrutando de la carrera, llegamos a la media. Perfecto, llevamos 1:40:26. Le comento a Carrizo lo bien que me encuentro, incluso mejor que al principio, ya he calentado las piernas. Y él me anima.

Con la mirada no dejamos de buscar a las chicas. Se acerca el 25 y Carrizo empieza a sufrir. Me comenta que le duelen las piernas, pero quiere seguir. Pasamos el famoso túnel en el 27. Cada vez lo pasa peor, la herida del pie le molesta mucho y le digo que se quede con las chicas que estarán en el 28. Pero al verlas sentimos un impulso de aire fresco e insiste en seguir, tras la euforia en el 29 me dice “lo siento Miguel, pero me paro, no puedo más”. Lo siento un montón por él, debe ir muy mal para pararse un tío con su garra. Lo sé por experiencia propia.

Ya estoy solo y mi ritmo en el km 30 sigue firme y empiezo a buscar con aire de desafío el famoso “muro”, pero km 35 y sin noticias de él. Acercándome al 37 diviso a lo lejos una camiseta de España conocida y que no me gustaría estar viendo, es José Ángel, Le llamo a gritos y consigo alcanzarlo. Le pregunto qué cómo está y me dice “mal, si no me hubieras pillado estaba a punto de pararme, llevo 2 ó 3 km a 6min/km”. Mi llegada creo que le anima y se amolda a mi ritmo que no decae. No paro de animarlo y él va contando los km para que pasen pronto. Hemos llegado al 40 y sin noticias del “muro” ya no lo espero. Sin embargo, en el 41 noto un gran bajón de fuerzas y le comento a José Ángel que siga él si puede ir más rápido. Pero en ese mismo instante aprieto los dientes, me enfado y pienso que ya ha pasado su tiempo y que ahora ya no voy a darle vida. Así que, me pongo a esprintar ante la incredulidad de José Ángel que me sigue. Él es ahora el que me anima. Ya atisbamos la Meta y me coge de la mano izquierda , mientras yo levanto mi dedo índice al cielo y digo “te lo dedico papá”, la emoción nos embarga.

He conseguido hacerlo, he doblado en las dos medias, he acabado con un tiempo de 3:21:07. Tras cruzar la meta José Ángel me abraza y me dice “gracias, gracias te lo mereces” y le digo “tú, también”.Luego seguimos andando no queremos parar, hasta que vemos a Ruperto y Mari Carmen nos saludamos y seguimos. Llegan Noelia y Mª Jesús. Ahora toca coger la bandera española y hacernos las fotos, veo a José Ángel muy cansado apenas sonríe pero yo sé que en un rato su sonrisa llegará. Ruperto me engancha alrededor del cuello la bandera y nos dirigimos al hotel ya con Pedro Luis que está con nosotros también en las fotos. Me doy el gustado con el que había soñado, pasear con mi bandera por los Campos Elíseos. Nos cruzamos con otros españoles que nos felicitan y así termina lo que fue “el día y la hora”.

Solo me queda felicitar a mis compañeros Conrado, Josevi, Carrizo, Álvaro, Pedro Luis y José Ángel y darles las gracias por el ambiente de amistad y buen humor del que hemos disfrutado durante toda la estancia en París. De hecho, para que os hagáis una idea, durante el último día todo era, “toma tu camiseta”, “en la habitación tengo tus cremas”, “ahora coges tu chubasquero”, lo compartimos todo, sobretodo la amistad, y el tiempo que hemos vivido en París, que nunca olvidaré.

MUCHAS GRACIAS






Miguel Tomás Del Olmo Lara

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